Hubo un hombre venido del Medio Oriente; su profesión era astrólogo. Una noche tuvo un sueño y supo que debía abandonar su tierra. Cruzó el desierto a lomo de camello y se embarcó en el primer barco que accedió a llevarlo. Su modesta fortuna, heredada de su padre, fue disminuyendo paulatinamente durante el viaje y cuando desembarcó en la costa del país que, según el designio de las estrellas, sería su nueva morada, no le quedaban más que unas cuantas monedas. Su trayectoria por medio mundo había sido lenta y accidentada; había visto valles de belleza incomparable e imponentes picos nevados; había visitado ruinas milenarias, donde soñó que absorbía la sabiduría de los antepasados; había vagado por desiertos helados y dormido en cuevas abandonadas. “Don Simón” Dedicado a don Simón Aceros, fabricante de alpargatas en el camino que de Málaga conduce a Tequia. Leer Más...