A finales de los años ochenta las autoridades de Viena se vieron enfrentadas a un dilema. La ciudad había crecido tanto que rodeaba completamente el incinerador de basura de Spittelau. El problema no era sanitario. Dicho incinerador cuenta con filtros de tecnología avanzada que previenen el escape de partículas contaminantes. Tampoco se trataba de eliminar la planta. Allí se procesan hoy en día 265.000 toneladas de basura al año, la energía producida se usa para la calefacción en invierno y para el calentamiento de agua para uso doméstico durante todo el año. Esta tecnología se conoce como Fernwärme en alemán. Más de 150.000 viviendas y 3.000 edificios públicos se benefician de ella. EL ARTE AL RESCATE DE LA ARQUITECTURA. Leer Más...